Escuchaba a unas personas charlar en una cola para pagar impuestos sobre lo que para cada uno representaba ser más ó menos exitoso y sus opiniones rondaban siempre en relación al poder económico, al cambiar de autos con frecuencia como una clave para lograr mejor posicionamiento en la sociedad y en su entorno; también lo asociaban al éxito con solamente tener una buena figura, lograda ya sea por horas de gimnasia y aparatos ó por operaciones; no quiero olvidarme que una de ellas también acotó que pasaba por tener ropas de marca y de precios elevados.
‘El ÉXITO, no
tiene nada que ver con lo que mucha gente se imagina. No se debe a los tìtulos nobles o acadèmicos que tienes, ni a la sangre heredada o a la escuela en que estudiaste. No se debe a las dimensiones de tu casa o de cuantos carros quepan en tu garage.
No se trata si eres jefe o subordinado; o si eres miembro prominente de clubes sociales. No tiene nada que ver con el poder que ejerces o si eres buen administrador o si hablas bonito, o si las luces te siguen cuando lo haces. No es la tecnología que empleas. No se debe a la ropa que usas, ni a los gravados que mandas bordar en tu ropa, o si después de tu nombre pones siglas deslumbrantes que definen tu status social.
No se trata de si eres emprendedor, hablas varios idiomas, si eres atractivo, joven o viejo. El ÉXITO…se debe a cuanta gente te sonrìe, a cuanta gente amas y cuantos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espìritu. Se trata de si te recuerdan cuando te vas. Se refiere a cuanta gente ayudas, a cuanta evitas dañar o si guardas o no rencor en tu corazòn.
Se trata de que en tus triunfos estén incluidos tus sueños, de que tus logros no hieran a tus semejantes. Es acerca de tu inclusión con otros, no de tu control sobre los demás. Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón, si fuiste egoísta o generoso, si amaste a la naturaleza y a los niños y te preocupaste de los ancianos. Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad de escuchar y tu valor sobre la conducta.
No es acerca de cuantos te siguen, sino de cuantos realmente te aman. No es acerca de transmitir, sino de cuantos te creen si eres feliz o finges estarlo. Se trata del equilibrio de la justicia que conduce al bien tener y al bien estar. Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de SER más, no de TENER más’.”
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