martes, 17 de febrero de 2009

AGUA,COMPARSAS,ESPUMA Y MÁSCARAS...¡CARNAVAL!!

" El juego con agua comenzaba poco después del mediodía y era exclusividad de los mayores, a diferencia de lo que ocurre actualmente en que los chicos han pasado a ser protagonistas principales.Se jugaba a puro baldazo entre vecinos, que formaban bandos separados."

"En cuanto a los chicos,además de disfrazarlos para que lucieran sus vestidos ante familiares y amistades,su finalidad muchas veces consistía en presentarlos en los concursos de máscaras infantiles que organizaban los corsos."
"Las murgas eran totalmente distintas a las de ahora, tanto en la cantidad de componentes como en vestimentas, instrumentos musicales, excepto el bombo, y canciones.La cantidad de murguistas nunca superaba la docena de participantes y marchaban en fila india llevando, a su frente, como mascota, un chico vestido de director; luego le seguía el verdadero director. Ambos vestían pantalón, levita, galera alta, bastón, llevando largas melenas; Con el nombre de murga, los más chicos formaban pequeños grupos que usaban como vestimenta alguna ropa vieja; se colocaban sacos dado vuelta, se tiznaban las caras con corcho quemado, se ponían sombreros viejos y usaban como instrumentos musicales cacerolas a las que golpeaban con sus tapas. "




RECUERDO DE CARNAVAL...



"... Cuando llegaba Carnaval aparecían los disfraces. Semanas antes del esperado Domingo, la máquina de coser no cesaba de sonar gracias al pedaleo continuo de los pies de tías ó mamás.Siempre se utilizaban telas que ya se habían usado antes para otros menesteres y sólo a veces, se compraban nuevas.En casa sobraban retazos, pedacitos de entretelas, bolsitas con galones, tules, gasas, alguna pluma. Todo se guardaba pues seguramente se lo podía volver a usar. Y realmente se lo usaba tiempo más tarde..

Cada uno elegía su disfraz siempre asesoradas por mamá. En los días previos, no nos acostábamos a descansar en la siesta.Aprovechábamos ese tiempo para probarnos los moldes, luego los vestidos y más adelante los accesorios. Eran unos momentos muy especiales.

.Así fue como dimos vida a Hawaianas, Hadas, Bailarinas de Charlestón, Piratas, Hippies, Gitanas, etc.
Eran días maravillosos.Durante las siestas calurosas de esos febreros, en mi barrio se jugaba “al Carnaval”, a baldazos limpios y con las temibles bombitas. Sin habernos citado previamente, todos los chicos nos preparábamos para la batalla.Las mujeres contra los varones .

Nosotras queríamos que respeten las “reglas elementales” del juego, : “No tirar bombitas en la espalda”, y mucho mejor aún, “no tirar bombitas” ; esperar a que salgamos de la casa para mojarnos “no hacerlo dentro del jardín” donde estaba la canilla cargadora del líquido elemento; “no correr por la calle, solo jugar en la vereda”; “no tirar agua a la gente o a los chicos que estaban vestidos para salir” ; en fin muchas, muchas condiciones que garantizaban un sano esparcimiento. Lástima que cuando empezábamos a jugar…se nos borraban los recuerdos y se armaban unos líos enormes.Chicas contra varones en luchas implacables.De repente, por encima de los techos, o desde la terraza o asomándose por la ligustrina un adulto se incorporaba al juego, echándole un baldazo a la mamá o al papá de alguno de nosotros. Entre la sorpresa y el griterío se iniciaba un nuevo juego,.
De pronto era el vale todo, y muchas veces en el apuro cargábamos los baldes con el agua estancada de la calle que además de sucia estaba calentita.

Todo era muy divertido, sobre todo cuando jugábamos, chicos y grandes. Claro que también ocurrían otras cosas: alguna nena siempre lloraba, algún nene siempre se resbalaba en la calle, otros vecinos siempre protestaban porque era la hora de la siesta; en fin, el juego, el barrio.En determinado momento, vaya uno a saber como, el juego declinaba y todos entrábamos a nuestras casas. Al rato, se secaban los halles y se arreglaban los jardines y hasta se barrían las veredas, levantando los pedacitos de goma de colores de las bombitas. Todo quedaba en orden y en silencio.En ese momento, dentro de los hogares, comenzaban los chicos a bañarse y a tomar la leche para luego disfrazarse y salir a la vereda a continuar los festejos carnavaleros.

Recuerdo aún el momento maravilloso frente al espejo, cuando nos mirábamos vestidas en forma completa y definitiva, con el maquillaje según correspondiera y con el peinado elegido.Si todo estaba perfecto tomábamos los accesorios: boquillas con cigarrillos, espadas, panderetas, castañuelas, lo que correspondiera y al concluir esta ceremonia caminábamos por primera vez como nuestro personaje, como sabíamos que debíamos hacerlo.Mágicamente éramos otras.Y las tías, mi abuelo, y mis papás nos aplaudían contentos.Pero aún faltaba el momento más importante: salir a la vereda para que nos vieran los vecinos. Pasear por el barrio mostrándonos y más tarde ir, al club a jugar con papel picado y a desfilar en el escenario."


TIEMPOS FELICES...DISTENDIDOS, EL CARNAVAL EN LA NIÑEZ CON SU CARGAMENTO DE ILUSIONES Y FANTASÍAS...





























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