Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos. (Buda)
Si nuestra actitud es positiva habrá un equilibrio sean cuales fueran las situaciones que se presenten y nuestra capacidad de hacer y nuestro enfoque serán más precisos y con resultados más favorables que si nuestra óptica es negativa.
Atraemos aquello en lo que ponemos nuestra atención porque nuestra vida es una expresión de nuestros pensamientos y nuestros actos.
Si pensamos constantemente en “lo que falta”, eso será lo que se materialice, del mismo modo que nuestras acciones volverán a nosotros como compensación y oportunidad a la vez para aprender y hacernos responsables de nuestras vidas de forma consciente.
Si dejamos de lado toda la información a la que hoy tenemos alcance sobre cómo funciona la vida en sus aspectos invisibles y sólo somos sensatos, comprenderemos que esa actitud mental jamás podrá llevarnos al puerto de nuestros sueños.
La sensatez no es otra cosa que la voz de Dios hablándonos al oído del alma, la sabiduría superior de nuestro Ser soplándonos la capacidad de “darnos cuenta”.
Sensatez.
Y responsabilidad.
Somos los creadores de nuestra vida, seamos entonces concientes de la obra que estamos pintando sobre el lienzo porque depende de nosotros que se trate de una obra de arte y para eso debemos convertirnos en protagonistas comprometidos de nuestra existencia y dejar de ser meros observadores.
Podemos elegir -como siempre- ser artistas o críticos de arte.
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