pretendo hacerlo con otro enfoque: quiero hacer una mirada hacia el interior de cada uno de ellos...desde el día de su casamiento,allá por el mes de octubre de 1956.
Mi madre,Virginia Rosa, su nombre, una joven de 23 años,hermosa y feliz se unía a un hombre apuesto de 29 años.
Ella, muy de su casa,con una juventud
muy restringida en permisos;única hija,
sólo pudo asistir a la escuela primaria y de allí en más estudió corte y confección.
Le hubiese gustado hacer su secundaria, salir más en su juventud, pero su papá(mi abuelito Ciriaco), no la dejaba...
Desde niña y luego ya casada, su vida pasó por la atención del almacén de mi abuelo y más tarde,la despensa de mi padre.
De excelente caracter, afable y
conversadora, se desempeñaba
sin dificultad en la atención del negocio.
También, estudió peluquería en un tiempo y así tuvo su propia entrada de dinero-
Multifacética,emprendedora y segura de lo que hacía,
siempre comenzaba cosas que le gustaban.Nunca daba un paso atrás,lo hacía.
Nunca le hizo problemas realizar tareas,aún algunas que obligadamente no fueran de su agrado;tal el caso de aprender a cargar garrafitas,para ayudar a mi viejo.
Se dedicó también a
la confección de cortinas, a colocar broches a presión y nunca...nunca, descuidó su casa.
Siempre fue un AMA DE CASA con mayúsculas...hasta el día de hoy.
Mi padre,Héctor Felipe su nombre, tuvo la oportunidad de hacer su escuela secundaria, pero no fue demasiado perseverante en terminar sus estudios, por lo que abandonó en tercer año y se dedicó a trabajar en el depósito de forrajes y carbón de mi nonno Alfonso,su padre.
Más tarde, siendo un muchacho joven ,trabajó un tiempo en la Fabrica de Aviones y luego se dedicó a ser camionero .
Grandes viajes lo tuvieron alejado de la casa por semanas enteras algunas veces y otras veces aún más.
Ruda vida la del camionero, no conocían muchas veces el dormir en una buena cama ni descansar lo suficiente.
Muchas anécdotas nos solía contar,de aquellas épocas.De padre italiano y madre argentina, mi viejo fue mienbro de esas familias donde el arraigo y la unión entre los que la componían era sagrada.
La casa de mi nonno era punto de reunión
de los domingos.Los infaltables tallarines estuvieron siempre
presentes al mediodía...
Mi padre ,fue el mayor de cuatro hermanos,y el trabajo en sociedad lo tuvo por largos años unidos visceralmente a su familia.
Mis padres formaban una
pareja tradicional,atada a costumbres
traídas de generación
en generación...
Una pareja que sabía llevarse bien,pese a tener diferentes temperamentos.
Mi vieja era la paz, el sosiego,la que más de una vez se callaba,aún cuando en alguna discusión,
tuviera ella la razón.
Todo lo contrario era mi padre; se enojaba
con facilidad, no sabía dar el brazo a torcer
en muchas cosas y era refunfuñón...
Mientras mi vieja se pasaba los días silbando y tarareando canciones cuando realizaba las tareas,
juro que nunca escuché a mi padre hacer lo mismo.
Andaba siempre con expresión
preocupada, cabizbajo,enredado vaya a saber uno
en qué pensamiento.
Si bien en su juventud, fue un gran bailarín y afecto a las salidas y reuniones, años más tarde su manera de ser cambió bastante.
Tal vez, por que su trabajo con el tiempo
le trajo algunas secuelas físicas (los grandes ruidos de motores y los fríos de su época de camionero, lo dejaron sordo),es que mi viejo
se fue aislando de toda reunión, de todo encuentro ó fiesta.
No asumió nunca su discapacidad auditiva y esto lo sumergió en una profunda tristeza...
Pero, como padres, fueron excelentes personas,nunca nos faltó nada,y nos dieron con los gustos que ellos tuvieron a su alcance.
Mi madre fue la del" sí más fácil" cuando algo queríamos que nos regalaran; en cambio, mi viejo era quejoso,nos hacía antes una pequeña letanía , pero al final.... ...nos salíamos con la nuestra .
Mis padres, siempre estuvieron presentes ,junto a nosotras, sus hijas.
tal vez el gran anhelo de mi viejo(que no se le cumplió) fue el tener un hijo varón, pero la vida se encargó de darle tres nietos varones ,de los cuales dos pudo llegar a conocer.
Quiero recordarlos así, felices...contentos con sus nietos,bailando entre ellos... satisfechos porque su misión como padres, doy fé, fue cumplida con abnegación,responsabilidad y grandeza.
Quiero recordarlos siempre así, unidos, como son todas las uniones de gente buena...de aquellas que nunca tuvieron que bajar su cabeza por nada,porque fueron gente digna.
Por eso, orgullosamente escribo y presento a mis padres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario