lunes, 22 de junio de 2009

MIS PADRES...

Hoy se me ocurrió sacar el álbum de mis padres y mirar una vez más las fotos que tantas veces he visto; pero esta vez, 
pretendo hacerlo con otro enfoque: quiero hacer una mirada hacia el interior de cada uno de ellos...desde el día de su casamiento,allá por el mes de octubre de 1956.


Mi madre,Virginia Rosa, su nombre, una joven de 23 años,hermosa y feliz se unía a un hombre   apuesto de 29 años.
Ella, muy de su casa,con una juventud 
muy restringida en permisos;única hija,
sólo pudo asistir a la escuela primaria y de allí en más estudió corte y confección.
Le hubiese gustado hacer su secundaria, salir más en su juventud, pero su papá(mi abuelito Ciriaco), no la dejaba...
                                  Desde niña y luego ya  casada, su vida pasó por la atención del almacén de mi abuelo y más tarde,la despensa de mi padre.
De excelente caracter, afable y
 conversadora, se desempeñaba
 sin dificultad en la atención del negocio.
También, estudió peluquería en un tiempo y así tuvo su propia entrada de dinero-

Multifacética,emprendedora y segura de lo que hacía,
siempre  comenzaba cosas que le gustaban.Nunca daba un paso atrás,lo hacía.

Nunca le hizo problemas realizar tareas,aún algunas que obligadamente no fueran de su agrado;tal el caso de aprender a cargar garrafitas,para ayudar a mi viejo.
Se dedicó también  a 
la confección de  cortinas, a colocar broches a presión y nunca...nunca, descuidó su casa.
Siempre fue un AMA DE CASA  con mayúsculas...hasta el día de hoy.

Mi padre,Héctor Felipe su nombre, tuvo la oportunidad de hacer su escuela secundaria, pero no fue demasiado perseverante en terminar sus estudios, por lo que abandonó en tercer año y se dedicó a trabajar en el depósito de forrajes y carbón de mi nonno Alfonso,su padre.
                                                             Más tarde, siendo un muchacho joven ,trabajó un tiempo en la Fabrica de Aviones y luego se dedicó a ser camionero .
Grandes viajes lo tuvieron alejado de la casa por semanas enteras algunas veces y otras veces aún más.
                 Ruda vida la del camionero,  no conocían muchas veces el dormir en una buena cama ni  descansar lo suficiente.
Muchas anécdotas nos solía contar,de aquellas épocas.De  padre italiano y  madre argentina, mi viejo fue mienbro de esas familias donde el arraigo y la unión entre los que la  componían era sagrada.
La casa de mi nonno era  punto de reunión
 de los domingos.Los infaltables tallarines estuvieron siempre
 presentes al mediodía...
Mi padre ,fue el  mayor de cuatro hermanos,y el trabajo en sociedad lo tuvo por largos años unidos visceralmente a su familia.
                                                                 

 Mis padres formaban una 
pareja tradicional,atada a costumbres
 traídas de generación
 en generación...
 Una pareja  que sabía llevarse bien,pese a tener diferentes temperamentos.
Mi vieja era la paz, el sosiego,la que más de una vez se callaba,aún cuando en alguna discusión,
 tuviera ella la razón.
Todo lo contrario era mi padre; se enojaba 
con facilidad, no sabía dar el brazo a torcer
 en muchas cosas y era refunfuñón...
Mientras mi vieja se pasaba los días silbando y tarareando canciones cuando realizaba las tareas,
 juro que nunca escuché a mi padre hacer lo mismo.
Andaba siempre con expresión 
preocupada, cabizbajo,enredado vaya a  saber uno
 en qué pensamiento.

Si bien en su juventud, fue un gran bailarín y afecto a las salidas y reuniones, años más tarde su manera de ser cambió  bastante.
Tal vez, por que su trabajo con el tiempo 
le trajo algunas secuelas físicas (los grandes ruidos de motores  y los fríos de su época de camionero, lo dejaron sordo),es que mi viejo
 se fue aislando de toda reunión, de todo encuentro ó fiesta.
No asumió nunca su discapacidad auditiva y esto lo sumergió en  una profunda tristeza...

Pero, como padres, fueron excelentes personas,nunca nos faltó nada,y nos dieron con  los gustos que ellos tuvieron a su alcance.
                                       Mi madre fue la  del" sí más  fácil" cuando algo queríamos que nos regalaran; en cambio, mi viejo  era  quejoso,nos  hacía antes una pequeña letanía , pero al final.... ...nos salíamos con la nuestra .
Mis padres, siempre estuvieron presentes ,junto a nosotras, sus hijas.

tal vez  el  gran anhelo de mi viejo(que no se le cumplió) fue el tener un hijo varón, pero la vida se encargó de darle tres  nietos varones ,de los cuales dos pudo llegar a conocer.

























Quiero recordarlos así, felices...contentos con sus nietos,bailando entre ellos... satisfechos porque su misión como padres, doy fé, fue cumplida con abnegación,responsabilidad y grandeza.
Quiero recordarlos siempre así, unidos, como son todas las uniones de gente buena...de aquellas que nunca tuvieron que bajar su cabeza por nada,porque fueron gente digna.
Por eso, orgullosamente escribo y presento a mis padres.

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